lunes, 7 de septiembre de 2009

Sobre la Inacción



Vivimos en una cierta relación de parálisis hacia el entorno y los seres que nos rodean. Tenemos la sensación de deslizarnos permitiendo que las cosas pasen sin nuestra intervención, sin involucrarnos demasiado. Son raras las ocasiones que actuamos realmente con pleno acto de conciencia. Concientes o inconcientes nuestros estímulos a lo que nos rodea es escaso o nulo. Dejamos sencillamente que la vida nos pase o pasamos la vida…sin hacer mucho por cambiarla. Es eso lo que puede llamarse una inacción, una parálisis en vida.
Parece ser que de alguna manera hasta las ganas de vivir nos han quitado. Esto es algo muy real, y que puede palparse en la calle en el rostro de la mayoría de las personas. Hay una especie nueva enfermedad que en la mayoría de los casos se diagnostica como estrés, y que muchas veces termina en casos muy severos de depresión. No soy médico, claro está, pero esto es algo ya sabido por todos nosotros. Es como si nos hubiesen sacado toda la energía de golpe. Como si nos hubiesen vaciado los sentimientos y las ganas de actuar. Para lo único que parecemos tener energía es para nuestras preciadas rutinas diarias. Esas que nos hacen sentir seguros de nosotros mismos. Como si el romperlas fuese la carga a evitar. Sin pensar que justamente rompiendo algunas de estas preciadas rutinas liberamos algo de nuestras presiones. Y conseguimos algo de energía extra.
La cuestión es que la mayoría de nuestras rutinas solo sirven para mantener en funcionamiento algo externo a nosotros mismos, y que creemos de vital importancia: El Sistema. Por eso es que la mayoría de nuestras rutinas tiene que ver con el trabajo. Y es, justamente el trabajo diario y repetitivo lo que alimenta el Sistema mismo. Sistema que nos mantiene atrapados en esa red interminable de hechos y sucesos. No voy a descubrir nada nuevo con esto, y tampoco estoy criticando el trabajo en sí, ya que dependemos de el para nuestra subsistencia diaria. Para procurarnos el alimento que nos permite seguir viviendo, seguir respirando. Es la deshumanización del trabajo lo que se discute. En un sistema donde el consumo es la única razón posible. No queda tiempo para otra cosa que no sea trabajar y algo del resto de nuestra energía para nuestros vicios. Creemos que nada podemos hacer al respecto y es ahí donde comenzamos a equivocarnos. Podemos hacer algo …y es gratuito. Podemos pensar.
Pero claro, dirá usted eso ya lo se. Soy una maquina de pensar, constantemente estoy pensando. Lo que no sabemos que nuestros pensamientos son formas de rutinas. Ya que la mayoría de nuestros pensamientos se repiten exactamente todos los días de nuestras vidas. Y por sobre todas la cosas estos se basan pura y exclusivamente en la defensa de nuestra persona. Me explico. Constantemente estamos mascullando en nuestras cabecitas el daño que nos están causando nuestros semejantes. Nuestros pensamientos se basan en defendernos de los demás. Pasamos la mitad del día ofendidos con nuestros semejantes, por tal o cual situación que creemos es injusta y dolorosa para nuestra tan preciada personalidad. Como si esto fuera todo lo que somos en la vida. Esta actitud repetitiva y rutinaria es precisamente lo que mas nos agota, y vacía de energía. No digo que no nos defendamos, digo que debemos saber realmente quienes son los que verdaderamente nos oprimen y los que sobre todo nos han llevado hasta este actual estado de las cosas. Aquellos que son nuestros reales captores, que nos mantienen engañados en un sistema cada vez mas voraz y sanguinario.
Entonces se trata también de un problema de visión, ya que no podemos ver mas allá de lo que ven nuestros ojos. Y mientras estamos aquí peleando entre nosotros, agotando las pocas que energías que poseemos, nuestros verdaderos poseedores se regodean rechonchos alimentándose de nuestros pesares. Creando día a día nuevas normas y reglas que acatamos sin chistar, con tal de poder mantenernos dentro del sistema. Normas y reglas muy bien pensadas, que solo logran entretenernos, confundiendo nuestros pensamientos, con tal de que no pensemos en lo que realmente importa. La máquina nos ofrece pan y circo y a cambio, nosotros la mantenemos bien aceitada y funcionando.
Si pudiéramos pensar por un momento, que puede existir una salida a este laberinto en el cual nos vemos inmersos. Ese solo pensamiento, alimentado día a día con las pocas migajas que nos sobran al final del día, que aunque pequeñas son lo suficientemente nutritivas para darle vida. Ese solo pensamiento nos llevaría a un nuevo estado y un nuevo lugar.
Pero no podemos y no queremos. Quejumbrosos encojemos los hombros, y repetimos nuestro ritual diario defendiendo lo desdichado que somos. Sin percatarnos siquiera que el mismo gasto de energía que malgastamos en sentirnos desdichados, lo podemos utilizar en repetirnos de que somos seres afortunados y felices. Al menos al principio hasta que nos convenzamos de que es así ( dicho todo esto a la manera de Castaneda.). de esta manera comienzan las nuevas cosas, lo sabemos…pero no queremos aceptarlo. Tanto nos han mentido de que somos pobres, feos y desdichados que acabamos por creérnoslo. Como si esta fuese la única verdad posible.
Entonces también es un problema de educación. Ya que desde nuestra niñez nos han educado a pensar de esta manera errada, conforme a los intereses del sistema, claro está.
He ahí un plan brillantemente urdido. Nos han convertido en seres sonámbulos, ciegos y sordos, carentes de pensamientos y de acción propia. Nos han convertido en gordas hamburguesas. Sabrosas hamburguesas, para alimentarlos a ellos. Sean quienes sean ellos.
Pero lo que tú no sabes es que ellos temen algo terrible que les quita el sueño. Algunas hamburguesas pueden pensar. Y pueden contagiar a otras para que los hagan. Y pueden enseñarle a otras a pensar igual. Y eso es terrible para sus planes. Ellos están muy bien organizados y nunca descansan. Por eso el circo nunca se acaba, te están entreteniendo. Para que tú no te des cuenta de algo vital. Ellos temen… pero no a Dios o al Diablo o a los extraterrestres…ELLOS TE TEMEN A TI.

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